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A pesar que estamos en la tercer semana luego del sismo del 19 de septiembre, aún existen miles de personas afectadas, como quienes se quedaron sin familia, casa o incluso sin trabajo.
Son miles de personas las que están tratando de volver a su vida cotidiana pero el peso del terremoto aún no los deja continuar con esa normalidad, tal es el caso de los comerciantes de la delegación Xochimilco, en la Ciudad de México.
Entrevistados por Mientras tanto en México, en las inmediaciones del Embarcadero Nuevo Nativitas Xochimilco, comerciantes contaron cómo la han pasado los días después del terremoto de magnitud 7.1, que sacudió el centro del país, además de estados como Morelos, Puebla y Oaxaca, los cuales también resultaron severamente dañados
. Las ventas cayeron entre 50 y 70 por ciento
Ofelia Alcántar López, vendedora de carnitas en el puesto 177 en Xochimilco, tiene 35 años trabajando en el mismo lugar, de ocho de la mañana a seis de la tarde
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Son miles de personas las que están tratando de volver a su vida cotidiana pero el peso del terremoto aún no los deja continuar con esa normalidad, tal es el caso de los comerciantes de la delegación Xochimilco, en la Ciudad de México.
Entrevistados por Mientras tanto en México, en las inmediaciones del Embarcadero Nuevo Nativitas Xochimilco, comerciantes contaron cómo la han pasado los días después del terremoto de magnitud 7.1, que sacudió el centro del país, además de estados como Morelos, Puebla y Oaxaca, los cuales también resultaron severamente dañados
. Las ventas cayeron entre 50 y 70 por ciento
Ofelia Alcántar López, vendedora de carnitas en el puesto 177 en Xochimilco, tiene 35 años trabajando en el mismo lugar, de ocho de la mañana a seis de la tarde
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¿Qué cambios has notado luego del terremoto?
“No hay ventas, la gente no viene porque tiene miedo de que no haya agua en el canal, lo cual muchos medios lo han mal informado, pero no (yo les digo a las personas) que vengan a Xochimilco, hay de todo, están los puestos de carnitas, las trajineras siguen trabajando normalmente.
No hay nada de que se cayó esto o aquello, todos trabajamos normalmente y los estamos esperando para que vengan a visitarnos”.
¿Qué afectaciones económicas han tenido? “Claro, imagínate, ahorita sólo traigo tres piezas cuando antes traía todo un capote (cerdo completo). De tres piezas a un puerco, imagínate”
. Del total de sus ingresos, Ofelia asegura que está sacando, a duras penas, una tercera parte, “a veces ni para el trabajador sale y tenemos que sacar de la bolsa para pagarle.
A todos nos ha afectado mucho, las ventas, porque la gente no quiere venir.
Tienen miedo porque dicen que está cerrado, que no hay agua, pero no, aquí sigue abierto, los recibimos con los brazos abiertos porque aquí dependemos tanto de la gente como del turismo”.
Ella aseguró que apenas este pasado domingo las personas comenzaron a llegar poco a poco y esto gracias a los guías turísticos, quienes también se quedaron sin fuentes de trabajo.
“Aunque no han traído a tantas personas, como antes, cuando todo se llenaba”, recordó Ofelia, asegurando que desde el miércoles a domingo estaban abarrotados de visitantes, “y ve ahorita cómo está”, dijo señalando un pasillo vacío donde algunos locatarios decidieron que lo mejor era cerrar sus negocios mientras la gente comienza a llegar.
No hay nada de que se cayó esto o aquello, todos trabajamos normalmente y los estamos esperando para que vengan a visitarnos”.
¿Qué afectaciones económicas han tenido? “Claro, imagínate, ahorita sólo traigo tres piezas cuando antes traía todo un capote (cerdo completo). De tres piezas a un puerco, imagínate”
. Del total de sus ingresos, Ofelia asegura que está sacando, a duras penas, una tercera parte, “a veces ni para el trabajador sale y tenemos que sacar de la bolsa para pagarle.
A todos nos ha afectado mucho, las ventas, porque la gente no quiere venir.
Tienen miedo porque dicen que está cerrado, que no hay agua, pero no, aquí sigue abierto, los recibimos con los brazos abiertos porque aquí dependemos tanto de la gente como del turismo”.
Ella aseguró que apenas este pasado domingo las personas comenzaron a llegar poco a poco y esto gracias a los guías turísticos, quienes también se quedaron sin fuentes de trabajo.
“Aunque no han traído a tantas personas, como antes, cuando todo se llenaba”, recordó Ofelia, asegurando que desde el miércoles a domingo estaban abarrotados de visitantes, “y ve ahorita cómo está”, dijo señalando un pasillo vacío donde algunos locatarios decidieron que lo mejor era cerrar sus negocios mientras la gente comienza a llegar.
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Ese es otro de los problemas: muchos locatarios no tienen dinero para transportarse a sus lugares de trabajo y mucho menos para pagarles a sus trabajadores, por lo que decidieron que era mejor cerrar y ahorrarse el poco dinero que les queda.
Lo anterior también fue confirmado por Rosa Isela Mendoza García, quien también se dedica a la venta de carnitas. Además de ellas, quienes sufren por las pocas visitas son los remeros, quienes se dedican a manejar las trajineras, como Cecilio del Monto, de 37 años, Carlos Arellano, de 36 años, quien se dedica a la venta de artesanías frente a uno de los embarcaderos o Salvador Ramírez, de 29 años y mariachi de profesión.
Todos ellos dieron sus testimonios para las cámaras de Mientras tanto en México, en donde compartieron las carencias que se han desatado luego de la falta de turistas, el tiempo que tienen trabajando en Xochimilco o lo que han tenido que hacer para poder mantener a sus familias.
Si en algo coinciden todos es en una cosa: que la gente vaya a Xochimilco para que se pueda reactivar el comercio y como consecuencia, su calidad de vida vaya mejorando poco a poco luego del terremoto que los dejó sin casa, comida y trabajo.
Lo anterior también fue confirmado por Rosa Isela Mendoza García, quien también se dedica a la venta de carnitas. Además de ellas, quienes sufren por las pocas visitas son los remeros, quienes se dedican a manejar las trajineras, como Cecilio del Monto, de 37 años, Carlos Arellano, de 36 años, quien se dedica a la venta de artesanías frente a uno de los embarcaderos o Salvador Ramírez, de 29 años y mariachi de profesión.
Todos ellos dieron sus testimonios para las cámaras de Mientras tanto en México, en donde compartieron las carencias que se han desatado luego de la falta de turistas, el tiempo que tienen trabajando en Xochimilco o lo que han tenido que hacer para poder mantener a sus familias.
Si en algo coinciden todos es en una cosa: que la gente vaya a Xochimilco para que se pueda reactivar el comercio y como consecuencia, su calidad de vida vaya mejorando poco a poco luego del terremoto que los dejó sin casa, comida y trabajo.
Con información de mientrastantoenmexico.mx
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