Pareja de extranjeros realizaba secuestros de alto impacto en San Miguel de Allende

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Pareja de extranjeros realizaba secuestros de alto impacto en San Miguel de Allende
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Foto de Internet/ Dale me gusta si apoyas a Carmen Aristegui




Durante 10 años operaron en México La banda secuestraba a miembros de familias acaudaladas, tanto nacionales como extranjeras En San Miguel de Allende, Guanajuato, una pareja conformada por un chileno y una española fueron los responsables de orquestar secuestros de alto impacto en la última década. 

 De acuerdo con una publicación de la cadena de noticias BBC, Ramón Alberto Guerra Valencia e Isabel Mazarro Gómez de Santiago eran los líderes una banda de secuestradores que ponía a sus víctimas en contenedores de madera durante varios meses. La pareja asistía a exclusivos eventos en el pueblo, pues se ostentaban como una pareja adinerada: él se presentaba como un próspero agente inmobiliario; ella, como dueña de una galería de arte y experta en arreglo personal.

 Así, ambos estudiaban a sus víctimas las cuales eran empresarios acaudalados a cuyas familias cobraban elevadas sumas para devolverlos con vida. Sin embargo, Guerra Valencia usaba una identidad falsa, pues su verdadero nombre es Raúl Julio Escobar Poblete, hombre acusado de cometer un atentado terrorista contra una autoridad en Chile y buscado desde hace varios años por la Policía Internacional (Interpol) en 190 países.




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El hombre se ocultaba en México desde hace diez años. Se instaló en San Miguel de Allende, donde se hizo pasar por mexicano gracias al acta de nacimiento de un niño nacido en Puebla en 1975, pero que murió poco después. De la mano de Isabel construyó una fachada que les permitió conectarse con los círculos sociales más adinerados del lugar. De acuerdo con lo que una periodista local le dijo a BBC, Isabel Mazarro y su hermana María administraba un negocio de maquillaje, corte de pelo y cuidado personal, el cual se distinguía por sus clientes con alto estatus socioeconómico. 

Ofrecían el servicio a domicilio, donde aprovechaban para estudiar a sus víctimas. San Miguel de Allende era un punto estratégico: algunas de las familias más ricas de México, así como extranjeros acaudalados, eligieron este Pueblo Mágico para vivir. De acuerdo con las autoridades, el grupo de Escobar Poblete podría ser responsable de al menos cinco secuestros considerados como de alto impacto, pero la cifra no es exacta, pues varios casos se negociaron directamente entre los familiares y los plagiarios, sin intervención de la policía. En todos los casos el modus operandi parece ser el mismo. 

Las víctimas eran encerradas durante meses en cajas de madera, construidas expecíficamente para su estatura y se les obligaba a escuchar música estruendosa durante varios días, y también las encerraba en cajas estrechas donde sólo podían permanecer acostadas. Un confinamiento similar que existe en los ataúdes y que para algunos especialistas recuerda los métodos de tortura de organismos contrainsurgentes. 

 Además los responsables realizaban complicadas operaciones financieras para evitar que se rastreara el dinero de los rescates, que en todos los casos fueron de varios millones de dólares. La banda sólo cometía uno o dos secuestros al año, su sofisticada forma de operar y las elevadas ganancias permitieron que el “Comandante Emilio” y su grupo sobreviviera durante más de diez años.

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Sin embargo, su negocio se arruinó por el miedo de un taxista. El 30 de mayo pasado, Escobar Poblete le pidió al conductor que entregara un paquete en una gasolinera de San Miguel de Allende, servicio por el que pagaría 500 pesos, una cantidad elevada para un viaje de unas cuantas calles. 

 El conductor aceptó, pero se asustó cuando su cliente empezó a seguirlo en una camioneta y llamó a la policía. Escobar Poblete quería cerciorarse de que el paquete se entregara a los familiares de la estadunidense Nancy Michell Kendall, a quien habían secuestrado dos meses antes. El paquete contenía un dedo meñique de la mujer, con el cual pretendían presionar a la familia para pagar el rescate. De este modo, el “Comandante Emilio” fue detenido en el lugar. Al llegar a la agencia del Ministerio Público llamó a su pareja y le ordenó sacar “al paquete” del cajón. 

 La víctima fue liberada y los cómplices de Escobar huyeron. Marcela Mardones Rojas salió del país por la frontera con Guatemala y viajó por tierra hasta Chile, donde fue detenida a mediados de junio; Isabel Mazarro viajó a España donde permaneció durante varios meses, pero fue detenida hace unos días, y se encuentra a la espera el proceso que puede extraditarla a México. Tras los secuestros, casi todas las víctimas de los plagiarios abandonaron el pueblo.


Con información de http://www.bbc.com

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