Las más recientes noticias sobre el actuar de varios gobernadores nos han dejado atónitos. ¿Es posible vender propiedades públicas para beneficio de amigos y familiares? Sí.
Eso sucedió en Quintana Roo con el exgobernador Borge1. ¿Desviar presupuestos de salud o educación para su propio beneficio?
Desde luego, Javier Duarte en Veracruz lo hizo2, además creó empresas fantasmas para fingir gastos del gobierno y quedarse con dinero (fueron más de 600).
Primeramente, tomemos en cuenta otros casos de gobernadores o exgobernadores que “hicieron de las suyas” en algunos estados y cuyas noticias recientes tienen sorprendida a la nación: Gabino Cué en Oaxaca también desvió recursos.
También detuvieron al ex secretario de Medio Ambiente del exgobernador de Puebla Mario Marín, Francisco Castillo Montemayor, por peculado y también desvío de 39 millones de pesos
El exgobernador Jorge Herrera Caldera dejó una deuda más grande (per cápita) que Veracruz y Chihuahua por 15 mil millones de pesos.
Y si hablamos de los dos hermanos Moreira de Coahuila, en cuestión de deuda, nos vamos “para atrás”.
Él endeudó 11 mil por ciento más a su estado de cómo lo recibió. Lázaro Cárdenas Batel a Michoacán, Juan Sabines a Chiapas, Ney González a Nayarit, Ángel Aguirre en Guerrero6, son los gobernadores con el récord de endeudamiento a sus estados. ¿Cómo es posible?
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Todo esto puede suceder así como así en este país del caos y el desorden político, en esas esferas en las que la corrupción es “cultural”, pareciera requisito. Si frente a los ojos de la Secretaría de Hacienda, los legisladores y las oposiciones partidarias pasan estos garrafales robos y abusos de las finanzas, propiedad de la nación, riqueza que no ven los ciudadanos; si frente a sus narices se roban terrenos que son reservas federales, es porque hay un reparto indiscriminado de sobornos para que guarden silencio.
Así, la estructura de corruptelas políticas sólo es posible con la anuencia, el permiso y su respectivo “moche” para que todos queden contentos y los exprimidos ciudadanos vemos cómo cada año se aumentan los estratosféricos salarios de diputados, alcaldes, gobernadores, directivos y más para “guardar silencio”.
Los medios masivos también se agencian una parte del botín, del robo, el saqueo al erario con los silencios comprados.
No es de ningún modo posible que todo lo descubierto en Veracruz, Quintana Roo, Oaxaca, Chihuahua, Nuevo León, Nayarit, y muchos más, quizá todos, manejando los recursos con “etiquetas” para que vayan a parar a programas sociales como la salud y la educación y que terminen en los bolsillos de los gobernadores y sus allegados. ¿Nadie lo vio? ¿Nadie se enteró? ¿Fueron tan astutos? Claro que no.
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Muchos, pero muchos, lo vieron. Desde el copete del país hasta el último director, legislador y alcalde. Ellos lo saben muy bien. Comparten una parte del saqueo, son cómplices de los criminales. Que no nos salgan como el gobernador interino de Veracruz que dijo: “Duarte me engañó”.
Bola de sinvergüenzas, eso es lo que son los políticos (al menos la gran mayoría) en nuestro país.
No crean que, como dijo Ochoa Reza, dirigente nacional del PRI, que el próximo candidato de su partido será un militante de prestigio y que atacará la corrupción. ¡Hágame el favor! Son unos cínicos.
Él que se llevó una liquidación ilegal de la CFE, por más de un millón de pesos, no tiene nada que decir al respecto de la confiabilidad y ataque a la corrupción.
¿Han visto la cantidad de notas que he publicado en este artículo? Juro que son miles más. Entre unos y otros asuntos de corrupción, en México, nadamos en la ignominia política.
Los gobernadores desde ya, deben ser auditados hasta el último centavo, pero, les puedo profetizar que no va a pasar, no les van a retirar el dinero que se llevaron y no investigarán más casos. Así sucede por aquí desde hace mucho tiempo. Qué pena. ¿Nos quedaremos con los brazos cruzados?
Con informacion de sabersinfin/Joe Barcala
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