
Foto de Internet/ Dale me gusta si apoyas a Carmen Aristegui
En los últimos días la noticias de que una mujer en Italia se casó consigo recorrió el internet y volvió a poner los reflectores sobre la sologamia, tendencia de casarse con uno mismo que va en aumento en diversas ciudades del mundo occidental.
Esta práctica, que no tienen valor legal, surgió a inicios del siglo XXI en Estado Unidos y posteriormente comenzó a ser replicada en algunos países de Europa.
Actualmente ya existen empresas que ofrecen un servicio diseñado a la medida para el casamiento “con uno mismo”.
Desde su origen, la sologamia tiene detractores y fieles seguidores; hay quienes lo ven como una manera de celebrar el amor propio y otros que piensan que es una pérdida de tiempo y dinero.
Esta práctica, que no tienen valor legal, surgió a inicios del siglo XXI en Estado Unidos y posteriormente comenzó a ser replicada en algunos países de Europa.
Actualmente ya existen empresas que ofrecen un servicio diseñado a la medida para el casamiento “con uno mismo”.
Desde su origen, la sologamia tiene detractores y fieles seguidores; hay quienes lo ven como una manera de celebrar el amor propio y otros que piensan que es una pérdida de tiempo y dinero.
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No obstante, cabe mencionar que diversos estudios sociológicos a lo largo de los últimos diez años demostraron que la soltería se afianzó en la cultura moderna occidental y consiguieron una aceptación mucho más grande que en la mayor parte del siglo XX.
Al grado de que se dan casos como el de Yasmin Eleby, una ejecutiva de Houston que no estaba conforme con haber llegado a los 40 años como soltera, así que decidió alquilar un salón del Museo de la ciudad, se compró un vestido púrpura, llamó a diez “madrinas” y se casó consigo misma.
Otro caso es el de Sophie Tanner, una novelista inglesa, quien a los 35 años decidió contraer matrimonio con ella misma y lo hizo con una fiesta ostentosa en pleno centro de la ciudad de Brighton.
Al grado de que se dan casos como el de Yasmin Eleby, una ejecutiva de Houston que no estaba conforme con haber llegado a los 40 años como soltera, así que decidió alquilar un salón del Museo de la ciudad, se compró un vestido púrpura, llamó a diez “madrinas” y se casó consigo misma.
Otro caso es el de Sophie Tanner, una novelista inglesa, quien a los 35 años decidió contraer matrimonio con ella misma y lo hizo con una fiesta ostentosa en pleno centro de la ciudad de Brighton.
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Seis meses antes de la boda, me mudé por primera vez sola a un departamento.
Al principio me sentía deprimida y sola, pero en un momento empecé a tomarle el gusto.
Tuve una sensación de querer tratarme con calidez y cuidarme, como si se tratara de otro. Ahora soy feliz. No tengo que estar esperando a que llegue ‘esa’ persona porque ahora soy yo ‘esa’ persona. Encontré a la persona indicada”, explicó Tanner.
La ‘sologamia’ también abrió lugar para el negocio. Así, el empresario Jeffrey Levin creó la empresa I Married Me (me caso conmigo), en la que la gente puede autorregalarse anillos o cartas inspiracionales.
Al principio me sentía deprimida y sola, pero en un momento empecé a tomarle el gusto.
Tuve una sensación de querer tratarme con calidez y cuidarme, como si se tratara de otro. Ahora soy feliz. No tengo que estar esperando a que llegue ‘esa’ persona porque ahora soy yo ‘esa’ persona. Encontré a la persona indicada”, explicó Tanner.
La ‘sologamia’ también abrió lugar para el negocio. Así, el empresario Jeffrey Levin creó la empresa I Married Me (me caso conmigo), en la que la gente puede autorregalarse anillos o cartas inspiracionales.
Con información de Vix e Infobae.
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