Lanzan la convocatoria para consumir Barrilitos en lugar de Pepsi

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Lanzan la convocatoria para consumir Barrilitos en lugar de  Pepsi

Foto de Internet

LOS REFRESCOS REGIONALES Y SU LENTA EXTINCIÓN

 Así como hay íconos en las diferentes regiones de nuestro querido México que representan su gastronomía, sus artesanías, su música, sus bailables o sus riquezas naturales, es innegable que los refrescos han tenido su papel en identificar zonas geográficas o ciudades. Para mencionar solo algunos (y comentados en pasados capítulos de este blog) están el Soldado de Chocolate o la Sidra Pino en Yucatán, la Zaraza Vargas en el puerto de Veracruz, el Tehuacán Garci Crespo o Peñafiel, Jarochito en Córdoba o Coyame en la región de Catemaco y los Tuxtlas en el estado de Veracruz. 

 La mayoría de las marcas regionales en México tuvieron su auge a mediados del siglo pasado, gracias al empuje de empresarios que vieron en el refresco un modelo de negocio exitoso con muy buen margen de utilidad, crearon sus propias marcas, su imagen corporativa y construyeron un mercado a base de esfuerzo y disciplina. 

Muchos de nosotros los que andamos entre 4, 5 o 6 décadas de vida crecimos con esas marcas que representaban parte de nuestra identidad regional. 

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 La industria refresquera vivió en el "status-quo" hasta principios de los noventas. Los envases retornables formaban una suerte de barrera natural para las marcas; nadie podía ir más allá de una zona de ventas si no tenía suficiente envase para "sembrarlo" en puntos de ventas (abarrotes), centros de consumo (restaurantes y bares) o en el hogar. 

Los márgenes de utilidad eran muy buenos para los embotelladores, no tanto para los distribuidores. 

Frecuente era el saqueo de envases de unas empresas a otras, en muchos casos alentados por las embotelladores de Coca y Pepsi, surgiendo la figura "empresarial" de los llamados "botelleros" quienes hacían acopio de envases de todas las marcas y ofrecían el cambio de envases -extraños por propios- a los embotelladores, llevándose un porcentaje por cada reja cambiada. Recuerdo que los "botelleros" más importantes estaban ubicados en Tehuacán Puebla. 

 Este robo de envase mermó financieramente a muchas embotelladoras pequeñas, al grado de frenar sus ventas ya que literalmente no tenían donde llenar el refresco que producían. Patéticos casos como el de Zaraza Vargas, que en las mañanas salía un camión a colectar envases para lavar y llenar botellas y a mediodía salir a venderlos, imaginemos el costo adicional que esto representaba.

 Los pedidos de envase nuevo a Vitro, que era la principal proveedora de botellas eran frecuentes y cada vez el precio por botella era mas alto. 

Como anécdota de esas fechas recuerdo envases de 12 onzas que tenían forma genérica (sin ningún molde en especial) de alguna marca tehuacanera eran reimpresos con la serigrafía para Delaware Punch.

 En la mayoría de los casos la falta de envase retornable y la aparición del envase PET así como el abaratamiento de la presentación en lata de aluminio de 12 onzas por parte de Coca y Pepsi producto de su guerra particular fueron socavando el negocio del refresco para los pequeños embotelladores.

 El margen de utilidad en envase PET es mucho menor que en el retornable, sumado a un precio por mililitro cada vez más bajo y en empaques cada vez más grandes debido a la guerra de precios auspiciada por Coca y Pepsi llevaron inexorablemente a la quiebra a la mayoría de los embotelladores pequeños. 

La llamada "barrera natural" que daban los envases retornables se perdió y entonces ya no había impedimento para vendr productos PET en cualquier lugar, este escenario fupe el caldo de cultivo que provoco la llegada de marcas extranjeras como Big Cola, ya comentada en anterior post. 

 El deterioro financiero de los embotelladores pequeños y sus centros de distribución cada vez fué mayor, los equipos de reparto se hicieron viejos y reponerlos cada vez costaba más trabajo. En muchos casos los supervisores y vendedores se volvieron expertos en mecáncia ya que una buena parte de las jornadas de trabajo se pasaban reparando los camiones de reparto. 

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La situación para muchos pequeños empresarios fue insostenible y empezaron a desaparecer, hoy están solo en el recuerdo, otras fueron absorbidas por los dos gigantes (Coca y Pepsi) y algunas sobreviven, si esa es la palabra, sobreviven sin tener un horizonte muy prometedor. 

 Nunca olvidare aquella frase vertida en una comida en 1994 del en aquel entonces director general de manantiales Garci-Crespo y agua Electropura el Sr. Bernardo Trueba Murillo al hablar de el futuro de la industria del refresco :

 "Dentro de unos 15 años en la industria ya solo quedaran dos empresas, Coca-Cola y Pepsi" acertada visión de don Bernardo que se ha ido cumpliendo a raja tabla. Quisiera estimado lector, ir repasando por separado lo más resumido posible el caso de algunas empresas embotelladoras y sus marcas que tengo en mi memoria y que han sucumbido ante las "aplanadoras" norteamericanas: 

 BARRILITOS y CHAPARRITAS EL NARANJO D.F. y área metropolitana

 Casa Guajardo comenzó a fabricar los refrescos Barrilitos en 1938. En 1998 la fábrica fue comprada por Jugos del Valle, que a su vez en el 2007 se asoció con Coca Cola Femsa.

 En la actualidad, la marca Barrilitos es producida por DelFrut, antes Grupo Mezgo, y hay de sabores manzana, piña, ponche de frutas y durazno. 

El origen de Grupo Mezgo data de 1937 y su primer negocio consistió en vender jugo de piña a granel. En 1953 lanzaron el primer refresco sin gas en México llamado Chaparritas El Naranjo Actualmente, DelFrut posee las marcas que fabricaba Grupo Mezgo, como Barrilitos, Sangría Señorial y Trébol. 

Usuarios de las redes sociales alientan a las personas que vuelvan a consumir el producto de empresas nacionales  y dejar de consumir el de las empresas extranjeras.

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