El gobernador del Estado de México, ya no simpatiza, ni en su propio municipio, y es que luego de la “jalada” que se aventó el pasado fin de semana, pues ya nadie quiere saber de él ni de sus supuestos programas para impulsar el desarrollo social de la localidad.
¿Pero a qué se debe tanta molestia de los habitantes de Ecatepec? Respiren hondo y profundo, porque les contaremos la verdadera historia: pues resulta que Eruviel Ávila Villegas, quiso hacerse el chistoso, y mandó instalar pantallas gigantes en la explanada del Palacio Municipal.
Las pantallas tenían un solo fin: enlazar directamente el concierto de despedida de Vicente Fernández en el Estadio Azteca…para eso acarreó a la gente más humilde.
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De nueva cuenta, el mandatario volvió a burlarse de la comunidad; eso de llevar al pueblo pan y circo, es una práctica que ya pasó de moda, y para muestra basta un botón: el pasado mes de febrero, Eruviel llevó al Papa Francisco a Ecatepec, pero no pudo llenar ni siquiera la mitad del extenso terreno donde Jorge Bergoglio ofició la misa.
¿Verdad que el pueblo ya no anda para ocurrencias políticas?
¿Quién se cree Eruviel Ávila? ¿Por qué se porta de la manera más vil y grosera con la gente que alguna vez confió en él? La payasada de transmitir el concierto del Chente, solo lo exhibió como un político de quinta, sin inteligencia ni visión, que no sabe cómo responder a las miles de quejas ciudadanas.
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Así como es bueno para tomar tequila y gastar el dinero del pueblo en babosadas, Eruviel Ávila Villegas, debería trabajar para disminuir la terrible ola de violencia, muerte, secuestros, asaltos y desapariciones, que se viven a diario en Ecatepec y en casi todos los municipios del Estado de México
¿Qué ha hecho el gobernador para combatir al crimen organizado en los 125 municipios mexiquenses? Por supuesto que nada. Bueno, está por demás decir que la misma policía del Estado de México, está coludida con las grandes bandas delictivas, las cuales ofrecen a los policías lo triple del sueldo que perciben, con tal de que formen parte de su organización.
Fuente: política y estilo.
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